TEMA 3: “LA NUEVA CULTURA DEL APRENDIZAJE”
Del aprendizaje de la
cultura a la cultura del aprendizaje:
El deterioro del aprendizaje está muy ligado a la cada vez
más exigente demanda de nuevos conocimientos, saberes y destrezas que plantea a
sus ciudadanos una sociedad con ritmos de cambio muy acelerados. Las especies
que habitan nuestro planeta disponen de dos mecanismos complementarios para
resolver el perentorio problema de adaptarse a su entorno. Uno de ellos es la
programación genética y el otro el aprendizaje. De entre todas las especies,
los humanos somos sin duda los que disponemos no sólo de una inmadurez más
prolongada y de un apoyo cultural más intenso, sino también de capacidades de
aprendizaje más desarrolladas y flexibles. La capacidad de aprendizaje, junto
con el lenguaje, la ironía, el humor, la mentira y algunas otras virtudes,
constituyen el núcleo básico del acervo humano. Sin esas capacidades de
aprendizaje no podríamos adquirir la cultura y formar parte de nuestra
sociedad. Nuestro aprendizaje responde a todo un diseño cultural. No sólo cambia culturalmente lo que se
aprende, sino también la forma en la que se aprende.
Una breve historia
Cultural del Aprendizaje:
La historia del aprendizaje se remonta a los propios
orígenes de nuestra especie. La aparición de la escritura, hizo que ésta fuera
la “memoria de la humanidad” y pasó a constituir el objetivo fundamental del
aprendizaje formal. En la Grecia y Roma clásicas, además de la educación
elemental, existían escuelas de educación superior, cuya función era formar
elites pensantes cuyos modelos de aprendizaje diferían del repaso y repetición.
La principal tarea del aprendizaje era imitar o replicar el modelo que le
proporcionaba el maestro. Durante los diez siglos que transcurren desde la caída
del imperio romano hasta el renacimiento, apenas se observan cambios en la
cultura del aprendizaje. Los cambios más notables en la cultura del aprendizaje
se deben a una nueva revolución en la tecnología de la escritura. A medida que
la información se difunde, el conocimiento se descentraliza, pierde su fuente
de autoridad. La relación entre cultura impresa y secularización del
conocimiento es muy estrecha y tiene poderosas consecuencias para la cultura
del aprendizaje.
Hacia una nueva
cultura del aprendizaje: la construcción del conocimiento.
La concepción tradicional del aprendizaje no se debe tanto
al empuje de la investigación científica y de las nuevas tecnologías
psicológicas. La nueva cultura del aprendizaje se define por una educación
generalizada y una formación permanente y masiva. En nuestra cultura del
aprendizaje, la distancia entre lo que deberíamos aprender y lo que finalmente
conseguimos aprender es cada vez mayor.
La
sociedad del aprendizaje:
El ocio
es una industria floreciente para el aprendizaje. Jamás ha habido una época en la que hubiera
tantas personas aprendiendo tantas cosas distintas a la vez, y también tantas
personas dedicadas a hacer que otras personas aprendan. La necesidad de un aprendizaje
continuo tiende a saturar nuestras capacidades de aprendizaje. Otro rasgo de
las sociedades del aprendizaje es la multiplicación de los contextos de
aprendizaje y sus metas. La sociedad del aprendizaje parece requerir más bien
una concepción múltiple, compleja e integradora. Las estrategias de aprendizaje
deben ser uno de los contenidos fundamentales de la educación básica en las
sociedades presentes y futuras. En la segunda mitad de este siglo estamos
asistiendo a una tercera evolución en los soportes de la información, que está
abriendo paso a una nueva cultura del aprendizaje. Información es todo aquello
que reduce la incertidumbre de un sistema. El exceso de información produce un
cierto aturdimiento en el aprendiz.
La sociedad del
conocimiento (descentrado):
Las modernas sociedades industriales no reducen sus
mecanismos de control, sino que los modifican. El abandono del realismo como
forma cultural de conocimiento es característico de la filosofía de la ciencia
actual en la que se asume que el conocimiento es una construcción. Donde antes
había hechos y datos porque esa era entonces la cultura dominante, ahora hay
teorías, sistemas e interpretaciones. Los cambios en la organización social del
conocimiento también han favorecido la descentralización del mismo. La pérdida
de la incertidumbre, la descentralización del conocimiento, alcanza a casi
todos los órdenes de nuestra cultura. Los rasgos de esta nueva cultura del
aprendizaje hacen que las formas tradicionales del aprendizaje repetitivo sean
aún más limitadas que nunca. La cultura del aprendizaje dirigida a reproducir
saberes previamente establecidos debe dar paso a una cultura de la comprensión,
del análisis crítico, de la reflexión sobre lo que hacemos y creemos y no sólo
del consumo mediado y acelerado por la tecnología, de creencias y modos de hacer fabricados
fuera de nosotros.
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